El retiro del hasta hace pocos días magistrado de la Corte Suprema Ariel Salazar, de quien se dice en los pasillos del Palacio de Justicia que en cuanto se fue, la corte pudo destrabar la elección de 7 togados, ha permitido que se conozcan informaciones que permanecían en reserva.

Antes de salir de la corte, Salazar había dado a entender, a través de unas cartas, que él era el defensor de las elecciones limpias de clientelismo en ese alto tribunal mientras que el grupo de sus colegas que se le oponía, actuaba de manera poco clara.

En la Corte se recuerda que la elección del magistrado Salazar, en el año 2012 fue posible con la ayuda de la influyente extogada Ruth Marina Día quien es recordada por ser la promotora de un crucero por el mar Caribe con magistrados de diferentes tribunales algunos de los cuales ella promovió a las altas cortes.

El tristemente célebre exmagistrado Francisco Ricaurte preso hace varios meses por corrupción con sentencias judiciales, terminó poniendo oficina de abogado con la doctora Díaz, oficina en la que también litigaba el condenado fiscal anticorrupción Gustavo Moreno. Como quien dice, era un bufete frecuentado por los implicados en el cartel de la toga a la que también se sospecha que perteneció Gustavo Malo, procesado penalmente por los mismos hechos.

Resulta que los colegas de Ariel Salazar recuerdan que este se ausentó, para no votar, de las salas en las que se iba a decidir el cambio de reglamento para poder suspender de la Corte, a Malo como sanción a su conducta. Por eso sus amigos se burlaban de él llamándolo “Teodolindo”, en alusión al congresista que se escapó cuando se iba a votar la reelección de Uribe en 2005, saliéndose antes de tiempo de la sesión. Salazar que tanto predicaba, parece que no aplicaba.

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