Un ritual violento de cumpleaños, de los que son comunes en las escuelas militares, destruyó las entrañas de un aspirante a técnico de aviación y su atacante fue procesado y absuelto por la misma FAC.

Él se aguantó el dolor que le produjeron veintidós puñetazos de su compañero de estudio hasta el día de su juramento, pero luego fue al hospital donde descubrieron que le había destruido el 90 % de sus intestinos.

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