Un testigo y autor de la masacre de Samaniego, a cuya deposición judicial tuvo acceso Noticias Uno, declaró que los asesinos trabajaban para la guerrilla del ELN y conocían por sus nombres a todas las víctimas.

El sicario se entregó porque él también estaba en una lista de personas a asesinar. Su relato habla de la frialdad y cobardía de esta organización, que los mató desarmados y por la espalda y de la salvada de otras dos posibles víctimas.

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