Luego de recibir este video, que muestra a uniformados de la policía de carreteras tomando cerveza e intentando jugar al tejo, en un bar de la vereda San Isidro, de Guasca, Cundinamarca, iniciamos la búsqueda de los protagonistas.

En el pueblo chico, sólo fue posible acceder a los testimonios, bajo la promesa de que los testigos no serían identificados, por temor a represalias de la policía.

Los policías, colegas de los partícipes en el jugo y la juerga, se hicieron presentes y ratificaron así los temores de los testigos.

Ya informado de que se trataba de un equipo periodístico, que reportaba una borrachera policial, el intendente persistía en averiguar el motivo de la visita a Guasca.

Se le ocurrió entonces inventar una tarjeta profesional local, del municipio de Guasca, a pesar de que la Constitución define al periodismo como un oficio libre y a su ejercicio como un derecho de la sociedad.

Pero aún faltaba anotar las identificaciones personales del equipo en un cuaderno ajeno al protocolo policial, es decir, un apunte privado con destino aún desconocido.

Su comandante fue informado al detalle del contenido del video y del procedimiento policial para obstaculizar su reportería y se unió al reproche de los policías de Guasca.

Y a regañadientes admitió que ya no le quedaba más opción que permitir que fueran investigados, por las actuaciones de ellos mismos, armados y uniformados, no por las de los periodistas.

Otra investigación aparte fue iniciada por la inspección de la Policía de Cundinamarca, por el irregular procedimiento con el que los policías de Guasca intentaron censurar a Noticias Uno.

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