Mientras que los campesinos que tienen sus parcelas en los límites del páramo de La Calera, al oriente de Bogotá, se esfuerzan por la conservación de las especies naturales, en el propio páramo un cultivo de papa remojada en agroquímicos deja caer sobre ellos sus residuos químicos.

La vereda San Cayetano, del municipio La Calera, Cundinamarca, al nororiente de Bogotá, alberga el Páramo de Chingaza, clasificado como uno de los más estratégicos del mundo por su producción de agua y su variedad de fauna y flora.

A pesar de la abundancia de recursos naturales, sus vecinos llevan décadas enfrentados al cultivo en los páramos, que teóricamente no son cultivables.

Los cultivos de papa que los han puesto en riesgo se encuentran en la parte alta de la vereda donde están los nacederos de las quebradas Carnicería y El Molino.

Según la queja de los vecinos, ellos están en “inminente peligro de envenenamiento o intoxicación” por el manejo indiscriminado de fungicidas en la montaña.

«Son altamente tóxicos porque son fungicidas para antes y después del cultivo. Todo eso es lo que baja de allá y cae aquí. Estamos tratando de concientizar a los cultivadores” aseguró Ángel Arévalo, representante legal del Acueducto de la vereda San Cayetano.

Noticias Uno acompañó a la comunidad hasta el punto exacto donde se estaría generando el daño. Son 3 kilómetros recorridos por trocha. Así se ve desde el aire el predio conocido como Los Alpes.

Ya en tierra la inspectora de Policía de La Calera, que reaccionó de inmediato a la denuncia de la comunidad, que catalogó como gravísima, recorrió el lugar.

En el lugar había maquinaria pesada y al menos 10 trabajadores oriundos de Boyacá que dijeron no tener nada que ver y hasta amenizaron el momento con música.

El cultivo de papa fue sellado como medida preventiva al hallarse algunas de las irregularidades advertidas por la comunidad.

El cultivo es propiedad del empresario Lorenzo Rueda.

El terreno Los Alpes está registrado a nombre de la Constructora Inarcreto, de la que hiciera parte el empresario John Roa, padre del exdiputado por Boyacá, Jhon Alejandro Roa.

Los implicados fueron citados a dar explicaciones por los hallazgos ambientales.

Todos estos materiales se acumulan en el acueducto veredal al que le hacen mantenimiento, como pueden, para tratar de garantizar la potabilidad de su agua. Insisten ahora en un llamado al ministerio de Ambiente para que verifiquen la situación y eviten una “tragedia anunciada”.

Artículo anteriorEl regalo de grandes dimensiones que un escultor le hizo a Egan Bernal
Artículo siguienteEn dos años habrá robots domiciliarios en Colombia