En el Peñón, al sur de Bolívar, hace tres décadas los campesinos huyeron por la violencia paramilitar, pero ilusionados por los programas del Incoder regresaron en 2006, y desde entonces han contado con la oposición de un supuesto dueño anterior cuyos trabajadores han quemado sus casas, dañado sus cosechas y los han amenazado con decapitarlos.

Qué tal esto.

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